miércoles, 5 de enero de 2011

Absurdo y adverso



No sé bien a bien el sentido de la vida, al menos de la mía. Traigo las ganas de vivir una vida con sentido, pero estoy difuso y confundido, es las más de las veces mi autoengaño, mi autolimitación, mi conformismo. El sentido de la vida no es algo muy sesudo, pero tampoco encontrarlo es fácil, decía Sartre, sobre su consiente de adversidad: para nadie nada es fácil.

La vida tiene caminos, opciones tan recorridas en inexploradas, por el camino de los senderos que se bifurcan existen fronteras bordeadas de veredas y horizontes como también, las fronteras bardeadas y las señalizaciones de poner un alto a la empresa de seguir más adelante, es las más de las veces la motivación de seguir descubriendo hasta terminar por acuarelar ese algo nunca visto, una motivación más fuerte que la maldición de Sísifo nos mantendrá en pie buscando a través de absurdo el sentido de la vida, daremos unos con otros de frente y sin contemplación, seguiremos derechos hasta claudicar de bruces o encontrar el trasatlántico ideal que postule esa fatalidad mecánica con la que, movemos pies y manos volcándonos en la inercia, ora la costumbre y ora la amenazante cotidianidad inasible.

Volquémonos sobre la vida, pero en frentes que traigan lo nuevo sobre el horizonte, una luz, una opción, el camino. Nunca bajando la vista, siempre con una sonrisa que augure buenos semblantes, siempre de frente y con sentido, siempre, y nunca jamás hablando sin retirarse, sin conocerse, tantos absurdos y adversidades que nos chicotean la espalada.

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