miércoles, 5 de enero de 2011

¿La burra Camila o, el chile volador?




En un pueblo lejano, erase una burra llamada Camila, que había nacido con la carga más estúpida entre lomos. Su dueño estaba preocupado; su madre, sus conocidos, hacía tanto que le habían retirado el saludo, y en cuanto a su propia madre ¿Qué se le va hacer a una hija, cuando le nace una esperanza mal dispuesta? ¡Rebuznar y rebuznar! y no había modo de renegarle al destino sino rebuznado del diario.

Camila ni una rebuznada profesaba dentro ni fuera del establo, y no le caía de raro que la gente a su alrededor ni la mirara ni le chistara nada, sólo callar y callar en cuanto sus pezuñas se escucharan.

Tan pobre era la burra Camila en el mundo que mejor hasta aquí le dejamos, porque tan desgraciada ella que, no tuvo un buen final de un mal cuentista que no quiere seguirle escribiendo.

* Mejor, vamos a contar la historia del gato volador, mejor no, mejor que sea un chile volador, si hay un gato, por què no un chile!!

Esta vez era un chile volador que se la pasaba moleste y moleste a sus hermanos, ya uno grande, ya uno chiquito. Pero diario tenía que hacerlos enojar. Sucedió un día el chile volador, que era el mediano, cumplió años. Todos se reunieron al centro de la mesa, el gran asunto era una tarta de mora, porque cabe decir que los chiles voladores han hecho esta fruta una predilección para su paladar. Bueno, sucedió que ya al centro de la mesa nadie se acordó de los años que cumplía el chilito volador, unos apostaban por tantos, otros apostaban por nada. El chilito volador se sintió tan decepcionado que al otro día marchó de casa. Tan triste y desdichado el chilito volador entre los suyos, y ellos carcajeaban al verlo. Pero se dice que, su familia no se quiso dar cuenta de su ausencia. Pasaron los años y nadie se había acordado del chilito volador, ni del hermano ni de la fecha de su cumpleaños. Pero el día esperado llegó, la tendera agotó el supermercado, y la familia de los chiles voladores, volaron hacía una licuadora; que deshechos se reencontraron con su hermanito el mediano; él había sido ignorado y nadie se daba cuenta de su existencia en la alcantarilla. Por fin fue feliz entre los suyos, la herrumbre y el olvido.

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