miércoles, 5 de enero de 2011

El cortón





¡Ay, mi estimado!, ahorita sólo quiero contarte mi enojo, y es que sucede que, cuando yo noto el primer indicio de truncar una relación, mejor yo la mando a chiflar a Juárez. Mira, mi estimado, estoy como una chinampina, pero cuando no se puede, no se puede conmigo. A esta chica yo le daba mucho, diario le llevaba un detalle, desde gomitas hasta joyas y tanta platería. Total, hace unos minutos la mandé a chiflar a su madre, y sí, cómo de que no, apenas me dijo, te quiero decir algo, y yo como que me costaba plantarle sus besos. Total, le dije, que ya me vas a cortar, y ella como que no hablaba sólo agachaba la cabeza y había que sugerirle y sacarle a tirabuzón. Yo ya estaba pensando cortarla, y hasta hoy quería intentar hablar. Mira, el asunto es que yo no soy responsable en las citas, pero juro mi estimado que yo, yo hice mi mayor esfuerzo con esta chica, de verdad, iba afeitadito, con detalles, aunque eso sí algo impuntual, pero siempre estaba allí en la línea telefónica o enfrente de su casa. Y total, llegué como en la nochecita, el pedo gordo fue que la corté por su estúpido intento de responder que sí ante mi sugerencia. Al carajo esta relación que en buena lid iba acuñando: hasta le daba su tiempo a la niña, casi no le agarraba sus cositas. Y la abrazaba mucho, muchos besos en el cuello, y muchos besos de a piquito, pero se quiso meter con mi tiempo y con mi ocupada disposición. Y has de saber que yo hasta cierto punto soy tolerante pero me molió con su último tanguito, y allí estuvo la cosa malbaratada, y que la dejo fija en su lugar, le planté unos tres besos rápidos en su mejilla, y como pendeja quedó. Allí que apuro mis pasos a media carretera, sujeté fuerte las llaves de mi auto, le quité el seguro a las puertas, y ni volteé a verla atrás, más adelante un par de colitas sucias me chiflaron y yo como la neta soy cotizado, pensé, y por qué no voltear, y volteé y seguro esto no estuvo mal, porque las niñas tienen que volver a verme. De los recuerdo de la ex ya me deshice, adiós a sus detalles, del llavero con su nombre que hace unos días me regaló. Total, ya se me bajó, gracias por escuchar a este loco que trata de así zurcir el corazón

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