miércoles, 5 de enero de 2011

El porqué desaparecieron las sirenas



Años atrás el mar no era como lo es ahora. Antes el mar, era mucho más grande, no había tierra que le estorbase. Era un mundo donde nunca había estado algún dios o un hombre, sólo vivían muchas sirenas como olas se forman en el mar. Su vida transcurría en comer, cantar y dormir para divertirse. Aunque el canto les era necesario, sobre todo cantar mientras la marea acariciaba a la luna, en la noche. Dormían cuando querían. De día se anclaban a una roca flotante y cerraban los ojos ante la caricia de luz venida del sol.

Ellas eran las criaturas más felices en la amplitud absoluta del mar. Pero ocurrió que una mañana, mientras en sus rocas descansaban la cola y la cabellera, una sirena vio al cielo, abriendo la boca y gritando un canto de golpe, porque las sirenas sólo hablan cantando las palabras. Vio por medio de sus ojos azules una roca encendida que caía muy rápido alumbrando el cielo de color naranja, de un naranja tan encendido que nunca se había visto ni en las escamas multicolores de la sirena más vieja y hermosa que se haya tenido memoria. Entonces cayó la roca sobre la sirena que la hundió en el mar del olvido, como también en el sueño más profundo. Fue ese el momento cuando inició la primera búsqueda de la sirena por abandonar la cola por un par de piernas.

Una lluvia de meteoritos causó que se formara la tierra. Pero no cualquier tierra, sino una tierra con bosques y selvas vírgenes. Claro, las playas fueron visitadas por sirenas que curiosas trataron de arrastrarse hasta los arboles, aunque algunas murieron en su intento, otras, hasta lograron entablar sus preciosas tonadillas con animales salvajes, que las devoraron sin escatimar más lágrimas y cantos tristes.

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