sábado, 26 de febrero de 2011

Soledad



Maldita soledad, me tienes anclado. Me consumes las ganas, los huesos de seguir adelante, de sonreír. Mandarte lejos de mi cuarto, no puedo, tú habitas en mí. Soy un ser abigarrado de voces desoladas. No puedo, no puedo y a dónde se va cuando no se puede, cuando todos se han alejado y sólo queda el silencio. Hay que romperse en trozos, en pedazos hasta sentirse añicos. He perdido el sendero y no quiero ver hacia atrás, tal vez sólo dormir, dormir. Amo mi independencia y mi sueño. Maldita soledad que te disfrazas, acércame la tecnología y vuélveme a frustrar. Sólo, desolado.

*¿Cómo decirte que me siento solo? Si me siento solo y no me respondes. Tú has de estar feliz allá en lo alto, y a mí me dejaste aquí olvidado. Yo no voy a reprocharte mi destino, tal vez hasta en un arranque yo lo escogí. Tal vez no sé si tenga el valor de suicidarme, es una locura que lo acabo de decir, pero si una amiga mía ha hecho su parte, por qué yo no voy hacer algo para volver a nacer. Encontrarle un sentido a mi vida es difícil, si yo no se lo encuentro, no puedo saber si tú algo por mí puedes hacer. Ya quiero despedirme de ti, ya no quiero hablarte, te he hablado mucho y tú permaneces omnipotente con tu silencio, ese silencio tan absurdo, tan tonto que sólo un Dios como tú puede hacer. Te dejo porque estoy insoportable, ya no quiero nada, ni saberme, ni escribir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario