jueves, 17 de febrero de 2011

Ella y Él


Ellos se aman a pesar de la distancia. Ella es pequeña, no tanto como él, mayor que ella. Pero si hablamos de amor, la edad es relativa. Ella estudia la preparatoria y se llama Jennifer. A él le gusta su nombre, porque puede meterlo en su corazón en un latido que diga Jen. Bueno, dicen que se aman, que se quieren a pesar de la distancia, y es su gusto seguir así, aunque ese amor les duele, es un amor como de los de ahora que, sólo puede darse por internet. Ellos se comunican en las noches, de monitor a monitor. Se cuentan el itinerario de sus días, sus sueños y aspiraciones, y siguen así. Algunas veces comparten anécdotas tanto buenas, tanto malas, pero siempre a una hora, de nueve a diez. Ella le dice al él que, sufre al tenerlo lejos, que quiere correr a su lado, volver a sentirse como aquellas vez frente a Bellas Artes, el aire frío, la noche alta y unidos en un beso que inolvidable se guardó en cada quien. Este amor no sé, cuánto les aguante, lo que se sabe que dentro de unos meses, ella entrara a la universidad, se enfilara su vida a ser otra mujer. Él ya es licenciado, y pronto virara su vida a un horizonte insospechado que, quién sabe si podrá volver. En fin, la distancia y el tiempo los separa, tal vez y se separen más, guardando sus recuerdos en el tintero de un amor que fue tanto breve, tanto fugaz. Pero una cosa sí es cierta, y es que ahora su amor crece y crece, y crece más. Porque así es el amor, tan duradero, y tan fugaz

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