domingo, 20 de febrero de 2011

La dentista


Tú me dirás mi estimado, que esa mujer está gorda, y en parte sí. Pero creo que el asunto lo estoy tomando en serio. Se llama Camila, es mi dentista, bueno, ahora es más que mi dentista. Verás, Camila tiene un hijo y es madre soltera. No sé cómo le tiré la onda, el chiste es que ahora puedo ir a su consultorio y robarle besos sin que nadie nos ve. Bueno, la cosa resultó como al tercer día, era una tarde en que se había ido la luz en la colonia; nadie usaba nada eléctrico, sino sólo cosas y aparatos que tuvieran pilas. Total, yo llegué al consultorio de Camila, ella estaba pensativa en suspender sus consultas que tenía anotadas para ese día en su libreta. Pero llegué y la cosa se pospuso. Hablamos, reímos, conjeturamos ideas absurdas del que tal vez la luz nunca regresaría; el chiste estuvo, cuando yo trataba de ponerle la mano en el hombro y ella me la alejaba. Total, que entre tanto manotazos, y risas, que la abrazo por la cintura y que no la suelto, verás mi estimado, que comienzo a darle besos en su orejas, mejillas y cuello. Total, y que ella decía, medio suplicaba que la soltara, pero yo ni en cuenta, le pedía un beso y tanta palabra que tuviera yo para que no se resistiera y fuéramos más allá. Mira que yo soy cachondo, pero ese día sí que fui más allá. En unos minutos estaba sin camisa y con el cinturón y los pantalones caídos. Ella no quería ni quiso. La quise recostar en su unidad amarilla, quitarle más que el brassier. Total, para terminar la cosa, tuve que apretarme el bulto, fajarme los pantalones y salir con una promesa de volver al otro día. Mira que ahora la estoy conociendo, tengo días en que no la veo, pero comienzo a creer de nuevo en el amor, y me perdonarás mi estimado, pero aunque no te guste esa mujer, comienzo a confesarte que la estoy queriendo en serio.


*Abstinencia, distancia y tiempo

Prefiero que me sienta lejos, y se desamorizque de mí. Sí, yo no podría jugarme el pellejo con una mujer, con una familia, con la misma mujer y embarazada de otro niño. Sí, te cuento mi estimado amigo que, últimamente estuve revolcándome sin llegar a la cama, aclaro, con esa mujer. Esa mujer fue mi dentista, digo fue, porque ya no pienso volverla a ver; sé que es tonto huir de esta forma, sólo dándole la espalda y si te vi ya no me acuerdo; sé que es tonto y hasta cobarde, pero qué le voy hacer, cuando ella tiene a otro hombre después de haberse divorciado de su esposo. Ahora, me llama y, yo le digo que estoy lejos, le invento nombres y eventos, al principio no me cree, pero después hago todo el esfuerzo para hacerlo más verídico, así ha pasado el tiempo, y espero que si este tiempo no borra algo de ese sentimiento tan tonto, al menos la distancia sí.



¿Tú qué me recomiendas mi estimado? Si voy a ver a esa mujer hay de dos, o la considero una amiga, o sigo arriesgándome el jugar con fuego al ser una mujer embarazada de otro hombre. He pasado algunas veces por su consultorio, y claro que puedo acceder a ella, pero indeciso estoy aunque tengo ganas de verla y estrecharla; otra es que podría considerarla mi amiga, pero yo sé que a ambos nos va a doler. No podría verla en mi natura como amiga, soy algo apasionado y loco, y sé que acabaría por arruinarlo. Ahora de nuestra amistad ya casi o nada sé. ¿Qué podría hacer? Si pasa el tiempo y no la olvido. Necesito seguir sufriendo con esto del amor para sacarla de mi corazón aún vacante entrecomillas. ¿Olvidarla, mi estimado? Eso intento, pero algo me dice que no es de hombre dar la vuelta sin ninguna explicación. Algún día iré a verla, ahora necesito más tiempo, no sé, el necesario para tender otro puente que aquilate ese sentimiento de amor en mi corazón.


No sé si irla a ver. No sé si contestarle el celular. No sé si pretenderla otra vez. Ella me dice que la vaya a ver, yo sinceramente no quiero ilusionarme otra vez. Esa relación me hace daño, yo no debo andar con alguien así. Tiene a alguien y espera a un hijo ¿Para qué quiere continuar esta farsa? ¿Para qué iré yo a verla? Para besar, palpar y algo más. No puedo continuar, no quiero a alguien así para mí. Entiendo lo que es una relación sin compromiso. Pero yo no tengo a nadie y no tengo que perder. Debería tenerme respeto. Ella sí anda con otro, y pronto será madre. No quiero continuar esta farsa. A ver si aclaro las cosas, ya sea que la vaya a ver y me contenga, ya sea que rechaces sus llamadas. Pero porque me quiero y estimo no volveré a ser el otro.


**Es mejor así. ¿Para qué vivir enamorado de alguien que sabes está luego con otro? Es un amor a medias. Un amor de farsa. Qué bien que le dije, que no quería ser el otro, me dolió decírselo, pero también ella me partió el corazón al no contarme su razón desde un principio. Yo sé por qué se va de la casa de sus padres; es para vivir con él. Ella no quiere decírmelo, dice que el abogado ya no la ha visto. Me duele que no me digan la verdad, me duele que me mientan estando todo claro. Ella se va con él. Yo le dije que no deje a sus padres. No ahora cuando está delicada y va a tener al bebe. Pero, total, dice que se va y no hay marcha atrás. ¿Qué voy a hacer yo? ¿Volver a besarla, volver a fingir un tonto sentimiento de no quererla, de sólo estar con ella por pretender sexo, pasión y deseo? La verdad, ahora es más fácil decirle que no quiero ser el otro, antes no me hubiera atrevido. Ahora es un hecho de que me di la vuelta con algo más que claro. Tiene mi apoyo, pero no lo que se pudo haber dado y ella lo desbarató al no hablarme sincero. Adiós, mujer, y espero algún día encontrarte feliz del brazo del otro, y seamos los amigos que no pudimos concretar, porque nos faltó la comunicación y el tiempo.

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