sábado, 5 de febrero de 2011

Instrucciones para besar a tu maestra





Besar a tu maestra puede resultar un reto, una experiencia y algo parecido al amor, pero una cosa sí está definida en este instructivo, jugar con fuego, quema. Total, para besar a tu maestra, primero debes estar lejos de sus terrenos, de sus dominios, del qué dirán después de ella sus conocidos y posibles delatores. Estoy hablando tanto como escribiendo en que, debe ser lejos de la escuela o, su lugar de trabajo. Por ejemplo, salen de clases, ella no acostumbra mucho charlar con sus alumnos fuera de clase, pero tú debes ganarte su confianza y platicar de sus horarios, su trayectoria de trabajo; hasta meterte en su vida, aclaro, éste no es un instructivo para saber conversar con alguien que te dobla la edad, pero socializar es fácil, siempre y cuando no violes la regla de oro que es el respeto mutuo de profesor a alumno, aunque en terrenos un poco lejos de los pupitres y el pizarrón puede resultar endeble. Total, trata de indagar en su vida, hasta concluir la charla hasta su auto. Dos o tres itinerarios de esos concluirán al clásico aventón sobre ruedas hasta el punto más cercano a tu casa. Ella acelerará y tú seguirás en tu rol, ora hablándole de tú, ora de usted querida maestra. El siguiente paso es, no ser mano larga, coloca tus manos ya sea sobre tus rodillas, o jugueteando el cinturón de seguridad en tu pecho. Ok? El próximo paso es, nutrir la charla con detalles más amenos. Realiza preguntas más personales, obviamente, ella parqueará bajo un puente con la luz de apenas negocios y marquesinas iluminando facciones y demás miramientos. Tú ya te has quitado el cinturón de seguridad y en veces alternas la mirada de sus ojos azules al parabrisas. Han llegado a concluir detalles y anécdotas de exitosos romances y fracasos por igual. Ahora, nunca preguntes su edad, si puedes comenzar a insinuártele: mirándola con recato y coqueteo, flirteando su mirada con el espejo retrovisor; pregúntale el hit maestro: ¿Cuál es la edad del chico más joven con el que has salido? Total, entre tantos debrayes y risas pasarás al siguiente paso. Ella ya debe estarte preguntando el porqué te apenas al verla de frente, tú juegas con el espejo del copiloto. El siguiente paso es, dejar de sudar de las manos y decirle que no estás nervioso, que sólo intentas vivir el momento como ella bien te lo ha dicho. Entonces, en súbito movimiento que no intimide sino corteje, la miras de frente y poco a poco le das un beso de a piquito, no sin separarte, luego, luego otro; ya tuvieron que ser algunos para humedecer sus labios y ahora sí poner la enjundia de doblar bien el cuello y girar parte de tu cuerpo para hundirte con ella en el intercambio salival. Las manos no deben ir más en medio de las rodillas, puedes tocar: piernas, caderas, ¡más no senos! El punto al que se debe pretender llegar es a sujetarle ya sea la barbilla, la nuca o el cuello con la mano derecha; éste es un signo para demostrar tu dominio en un beso, luego ella responderá a abrazarte por los hombros, y si le ha encantado el beso, te abrazará fuerte, fuerte. Allí viene el lapsus para aclararle algunas cosas. Ella comprenderá que apenas eres un estudiante y no posees departamento, casa o carro deportivo; ése tal vez fuese el paso más complicado; serle sincero, pero ella te mirará a los ojos y te plantará un beso, luego otro, luego otro, no querrán separarse. Pero cuidado con sus planes, porque entonces acudirán al uso de otro instructivo, y ya veremos que con fuego pueden quemarse tanto alumno como maestro.

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