jueves, 1 de noviembre de 2012

Viajando con una de ellas

Esa fijeza para distinguirlas, yo distingo putas y distingo gays. Aunque ahora sólo me evocaré a las de manos cansadas, las de inocencia pura y destino en senos y cintura. Me he dado cuenta que hoy las putas no dejan de ser niñas, hay que verlas desde el principio, desde sus raíces y son niñas de talones infantiles y primeros pasos puestos andar en esta vida. Las niñas hoy se tatúan, se identifican, sus calzones: sangrantes, rosas y golondrinas. Hay otras que se ponen pececitos y mariposas; una de ellas habla diferente, en la calle se sube el escote y se pone gafas, pero siempre se encuentra alerta, aunque niña, siempre está aprendiendo. Aprenden de las cicatrices hechas con cigarros en sus brazos, del desgaste en sus labios, y la flaqueza en sus piernas; aprenden de su espalda sembrada de furiosos besos. Me dice una que tiene frío, pero no habla, yo la miro y no sé que hacer, sólo el dinero podría cobijarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario