jueves, 1 de noviembre de 2012

El condón y su estado

Haber dígame algo, señor condón. ¿Quién lo infló a usted con agua? ¿Quién lo uso y lo botó luego, al suelo? ¿Sabía usted, que hasta aquí me llega su olor a látex? ¿Sabía usted que me da unas ganas tremendas de botarlo por la ventana o azotarlo en el suelo? Usted, es un globo que insita al placer. Quién lo viera rodeado de esos brillos donde se le haya. Voy a tomarlo de en medio y hacer un torniquete con usted, no me vaya a explotar para regar en el suelo la semiente de vida que lo ocupa. Tener fe en usted es admirar su transparencia ya inflado y más lleno de agua a punto de reventar. Voy a dibujarle con este lapicero, voy a dibujarle una boca, para que pueda hablarme de lo que siente, y no de lo que yo crea que usted me dice. Por qué usted no me dice nada con su temblorina, ni con su transparencia y pequeñas burbujitas de agua. Mejor, ya me voy a dormir, lo veo mañana inflado de esa agua que usted conservara hasta cuando quiera arrebatársela el tiempo. Ah, sus ojos, son ojos de condón, pero sonría, que no por algo me siento por usted, feliz.

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