viernes, 16 de noviembre de 2012

Memorias de un viajero y republicano

1. Inventario. Mi inventario a estas alturas es grotesco, triste y avasallador. Estoy en mi casa, y nada como sentirse en sus propias raíces, con sus cosas, sus recuerdos, su misma gente. Pero no voy a escribirles de los recuerdos que en casa sigo encontrando. Hoy voy hacer mi inventario después de dos meses. ¿Dinero? No traigo, lo gané y lo di en tiendas y superes tantas veces, ¿Novia? No tengo, sencillamente tiempo me ha faltado para hacerme ilusiones, preferí comprarlo. ¿Amigos? Hice enemigos, admiradores, no tantos amigos, sigo sin volver a conocer la amistad en este mundo afín a las competencias. ¿Salud? He enflaquecido, mi estado: ojos rojos, barros de chamaco y espalda de adolescente. En fin, ¿Amor, dinero y salud? Van incluidos a medias y tantos en mi inventario. ¿Pero a dónde, cuando tengo las cuatro paredes que me vieron germinar tantos proyectos, limites y topes? La pista que responde a esta pregunta es una glorieta, es un retorno que se empecina a volver a recordar. Ya no quiero recordar, mejor voy a vivir tantas cosas que tengo quehacer, en vez de comenzar a inventariarse.
2. Sobre la eternidad de los padres.Yo pensé que los padres eran eternos, que mi madre era eterna, pero ahora despierto y no esta conmigo, tengo que madurar y anidar en otro nuevo nido. Ella siempre veía por mí, me daba de desayunar, tendía mi cama, como lavaba mi ropa; todo a tiempo, fondo, y forma. Ella siempre vio por sus hijos, racionó la comida en partes iguales como su amor y cariño. Pero ahora que a estas alturas he quemado puentes, tengo que desenvainar la médula de mi futuro y encauzarlo a nuevos brios. No me resta más que llevarle flores, y elevarle mis oraciones que, estoy bien y lucha su guerrerito.
3. Fiel a la distancia. Hoy la playa es mundo, hay muchas piernas, pero yo sigo sintiendo la necesidad de ti. Bocas me sonríen, pasos delatan un proclive coqueteo, pero mi soledad se reserva para un mañana que sea prometedor. ¿Hay amigos? Sí. Pero no quisiera volver a comenzar las parrandas, el amor comprado con dinero, la vida nocturna y cruda y briega soledad. Hay llamadas perdidas que quisiera contestar. Insiste el teléfono, quiere conmigo hablar, pero yo ya le di oportunidad, sólo me quiero bañar; no en la playa, porque mi cuerpo es débil, no mi corazón que ahora trata de serle fiel a la distancia y al amor que hay que conservar.
4. Solo soledad. Mi vida esta llena de soledad. Hay recuerdos vivos, pero no dejan de ser recuerdos para sólo traer a la memoria y recordar. Soy soledad. Habito en mí mismo, en mi soledad. Hay huecos que están por allí, igual solos, vacíos, esperando el hueco de su propiedad. Y hay que soltar la libreta para dejarse de acompañar, y hay apagar la luz para ponerse a soñar. Un, dos, tres, estoy a obscuras para mi propio amigo interno, crear. No puedo, no quiero más, la ruina de mi soltura ya no se quiere acompañar por mí solo. Soltero, gritando que hay que su vida habitar. Todo termina así, no hay para adelante, ni para tras.
5. Postura. Hasta ahorita no he tenido la necesidad de encontrarme con una puta, amor, porque aunque lejano creo en ti, en tu imperiosa necesidad de amarme y no fallar en tu lucha como yo en mi guerra. Pero desde hace unos días no tengo tu voz ni en el teléfono, ni en mi almohada que invoca mis sueños. Tengo la necesidad de ti, no me olvides. Recuerda que hemos prometido juntos, ser uno mismo, uno solo, a pesar de los fracasos que rodeen nuestra incansable lucha. Bien sé que, en una semana más, iniciaras una nueva vida, que la universidad a la que deseas entrar te ha abierto sus puertas, que botarás todo para abrir los libros. Yo festejo, lloro y en fin aplaudo esa situación, pero quiero estar en tus planes, como en tus manos mi corazón. En fin, amor, no voy a llorar, porque un hombre no escribe para esto, solo quiero hacerte una advertencia, tengo la necesidad de ti, y si me olvidadas, definitivamente me pierdes.
6. Cosa de dignidad. Vamos a botar todo al traste irnos y voltear la vista atrás. Para todo se debe tener orgullo y amor a la dignidad, sobre todo cuando esta en juego la reputación y la propiedad. Se puede caminar hacia atrás, desandar el camino hilado; golpe a golpe con perseverancia y volatilidad. Vamos hacer que los que humillan, ladren y muerdan, se muerdan la lengua de tanto rabiar. Vamos a poner oídos sordos a los servidores que quieran con chismes jugar. Hay dos formas de virar y retomar el camino, uno es decir, lo entiendo; y el otro es sólo escuchar, acatar, y virar. Hay que decirles, muy bien, entiendo. Y poner a sus pies el balón de tu dignidad. Yo escogería el primero, decir, lo entiendo, y salir avante del nido de culebras que del cielo amenazan con caer para nunca, nunca trepar, sino a rastras, por que la volubilidad es la máscara que anda por el suelo, la desgracia y el disfraz.
7. Un obrero hablando de monotonía. Estoy convertido en un obrero, fue un milagro que tome la pluma para añorar al escritor que no fui. No tengo tiempo restaurar la fachada de mi casa, ni siquiera para pasarle la podadora al jardín. Mi rutina consiste en darme un baño; vestirme: zapatos y uniforme del trabajo; y salir disparado cual corcho se precipita hacia el tráfico de la vida. Digo, que me he convertido en un obrero, porque soy autómata de mis pensamientos, mis acciones y ya ni sueño. Tengo bitácoras, partes informativos, reportes e inspecciones en las venas; numero, información y tantos datos hacen mi día. Las cosas con los amigos se han postergado, fueron otros tiempos cuando tenía planes y me divertía en las fiestas de pueblo y con gente sencilla. Hoy tengo que disfrazarme con gente que dice ser de etiqueta y equis categoría. Es un mundo de compañeros y competencias, pero al fin y al cabo seguiré siendo el obrero que trabaja por papel moneda, siguiendo sus pasos, repitiendo los mismos al siguiente día. Aislándose de sus sueños y aspiraciones, postergando su soledad a sus monótonas acciones. No hay otro balón el rol consuetudinario de mi vida, sólo rodar y derribar los mismos pinos de la vida.
8. El sabor a sal. Sólo te pido señor, que apesar de que esté lejos de mi familia, ellos no pierdan la fe de que voy a regresar. Conserva a mi madre, bien; guía a mi hermano por el sendero de la buena voluntad. Yo aquí no tengo a nadie, pero trato de esta vida afrontar, y mostrarte lo guerrero que tú y mi madre me enseñaron al de su vientre germinar. La vida no es rosa, ni menos azul cielo, ni verde mar, cada bocado que me llevo a la boca sabe a sudor, y salitre con sal. Tú sabes que te cuento mis días, bien cerquita del mar. Me dijiste uno de esos días que no vertiera más lagrimas al mar, así quiero que tú le digas a mi madre y a mi carnal, que no lloren, porque voy a regresar. Quiero que piensen que estoy a su lado, que duermo en su cama, que les hago el día con mi familiaridad. No descuides a mi madre, cobíjala con tu manto celestial. Qué puedo decirte, si tú eres mi padre, si conoces el rumbo de las palmas de mi mano, si has dormido conmigo y sabes lo que es el sabor a sal… no puedo decirte nada. Estoy pensando callar.
9. Inutilizable. Señor, inutilízame, si me vas a acompañar de soledad. Inutilízame, si vas a frustrar mis sueños, y no me mantengas, palpitando y despierto. Tú sabes bien, lo que se siente perder todo y a todos, pero tú eres el ungido y sabes decir no en cualquier desierto, yo sólo soy hombre y mortal en tus propios terrenos, sólo tengo mi propio polvo para dejarte plano el que hubiera sido un hueco en tu cementerio. No tengo más. Soy ese tu cartucho perecedero, tu ojiva inutilizable, ya quiero dormir, olvidarme de ti y tus consejos. Otra charla contigo inhabilitaría satisfactoriamente mis grises y sin relieve se dicen sueños.
10. Tristeza, azúcar y orfandad. Vuelvo a comer malvaviscos para que no me pegue tanto lo triste, y es que lo azucarado y chocolatoso es para quitar las penas. Y yo cargo unas penas en el alma. Y unas son de amores y otras de kilómetros y grandes distancias. El punto es que ya no podré ser el mismo de antes. Me tienen dando volteretas alredor de la republica, un día estoy en Yucatán y el otro en Sonora, un día en Tuxpan y el otro pasado en Manzanillo, de norte a sur, de oriente a poniente. Y es por eso la causa de mi tristeza, la estabilidad. Alguien me dijo que llevara día a día un diario, pero no entiende que entre el bolígrafo y yo hay un pacto de anticivilidad, si es propio así pronunciarse. El punto es que ya no estoy contento conmigo mismo, muchas veces quise hurgar en mis propios orígenes y me encontré con mí terminar. Me falta mi yugo y mi techo, mi madre y mi orfandad. Cuantas veces quise entregar por entregar. Ahora que sólo tengo mi casa y esta soledad. La tristeza me oprime, que si no es por estos bombones, ya me hubiera puesto a llorar.
11. No te he hablado, madre. No te he hablado, madre. Y me da hoy pena hablarte porque no estoy en mis cinco sentidos. Hoy me bajé el medicamento con cerveza. Si tú me vieras como hijo te diera pena. He recorrido los rincones más recónditos de la mierda. De pelos, alcohol y putas está llena mi conciencia. He llegado a ser el contraste de hombre, de estar en la cima a caer al bache de segunda preferencia. ¿Y qué voy a hacer a estas alturas en donde recubro por remedio el estómago de más alcohol? Nada, soy la vida loca con mis amigos, soy la bajeza y la perdición con mis amigos. Le he entrado a todo y mi preferencia es la coca, tengo la nariz y el olfato destruido. No puedo reconstruir mi vida que se viene cayendo. Soy la pena y el hazmerreír de ese público yucateco. Me vine con planes e ideas que nunca fructíferaran. Me perdí en la bajeza de mi propio ser. Estoy sucio, menoscabado de lo que nunca pensé. He perdido. Que alguien ocupe mi lugar vacío. Hoy ya no tengo amigo Dios. Mi amigo es esa lata dorada que promete seguir viviendo embotando mis sentidos. Quise estar perdido y hoy estoy perdido. Y no nací para lo estable, ni para el progreso, ni para lo ético, nací para la destrucción del ser, del yo mismo. Hoy me puedes decir que estoy perdido, madre, y tienes razón, madre, estoy perdido. Ya no soy ni de aquí, ni de allá, seguiré siendo el coleccionador de momentos. Una maestra me dijo que, hay que vivir el momento y poco me faltó para llevarla a la cama, si hubiera pasado eso, estaría con un tiro en la frente y de amante mal correspondido. Estoy pedo, no me creas mis debrayes de niño. ¿Qué puedo hacer mientras me sube el alcohol? Nada, al fin de cuentas seguiré siendo el de la pluma desconocida. Ya no tengo más letras, sino sueño. El alcohol recorre mis venas, será verdad que mañana, amanezca cuerdo; no quiero vivir mañana, será un mal día para mi estómago y para mi cuerpo. He destrozado mi vida, a veces he dudado en seguir viviendo, ¿Quién le da importancia a mi vida? Estoy triste, madre, y me da pena seguirte escribiendo ni puedo tolerarte mi alcoholismo. Puedo mirar el alcohol como nutriente, como indispensable en mi vida y abotargador de mis sentidos. ¿Qué puedo hacer si soy despreciable, si he caído en este agujero? Ayúdame, madre, que me doy pena, mañana no sé si luchar contra mí mismo, estoy en el punto de hundirme en mi existencia, me da pena por los niños que han hecho sus vida bien, estoy como destinado al punto muerto.
12. Por el amor. El amor cambia a los hombres, los doblega, los apacigua. Ya no andan relinchando tras otras nutridas y prominentes ancas. Aunque el mundo de flirteos femeninos pueblen su cabeza, el hombre embelezado por su dulcinea no renunciara a mirarla por otras mujeres. Pero en fin, todo sea por el amor.
13. Dejarse ir. Si no es cuando tú quieras buscarme, ni cuando se te antoje salvar mi tristeza con el naufragio de tu cuerpo deleitable. Ya no, ya no más, hoy la tranca de mi cuerpo está al tope, hoy tengo que vivir punto y aparte. No quiero curvas, ni muecas bonitas, ni jadeos, ni otras pasiones. Quiero mi soledad y mis caricias, mis sueños y mis pesares. Ni por el amor de toda mi vida, ni aglomerado de mis necesidades. Tengo sueño, voy a dormir, cuando abra la puerta, no quiero encontrarte, es mejor que naufragues y me sueltes a la deriva cual botella y su mensaje.
14. Lo inestable. No me gusta que llores por teléfono, mami. Sí te extraño, pero si soy expresivo, tal vez me gane el sentimiento y en unos días más me tengas tirando de tus faldas como un niño. Y no es que ya no sea tu niño, lo soy y en cierta manera necesito de ti, necesito de tu protección y cobijo. Hay veces en que me quedo estático, tranquilo, es como si no pasara nada, como si estuviera blanco e ileso, pero tú sabes bien que apenas y puedo aquietarme. Soy todavía un niño que necesita de tus brazos y consejos. Entiendo, que la moralina y la ética para ti son piezas fundamentales para empezar a fincar sólidos sueños y estimarse a uno mismo, pero qué puedo hacer cuando estoy sólo y no tengo ningún amigo rondándome, queriendo estar conmigo, que puedo hacer si no es nada la compañía que alquilo. Sólo me queda putear con mis ganas de no estar sólo, pagar, pagarles para que me estafen el cariño que ya no tengo claro ni limpio. Soy otro, soy tu otro hijo con cara agrietada, lleno de frío.
15. Triste y vil. Para qué quiero una vida y todo su lujo, si estoy sólo y poblado de inconformismo, los deseos me trepan por todo el cuerpo, me fermentan la piel y me agujeran los ánimos. Se puede tener mucho y estar lleno de vacíos, de vicios viles y silencios mal habidos. Soy el corcho inasible que tiene estructurado el pretérito mal planeado. Quiero hacer buena vaina de mi tesoro mal perdido. Qué puedo hacer con estas ganas, con esta estructura llena de paralelismo, nada, sólo cantar y cantar, luego hacerse el disimulado y llorar en un obscurito bien escondido.
16. Amor fiero. ¿Por qué no se aferra una mujer a perderte? ¿Por qué aman a los cabrones, a los que la humillan y la sobaja; a los que brincan de cama en cama? Una mujer que te quiere te perdona todas tus pendejadas, el amor es indescifrable y no tiene cola ni rabo, es un hibrido de la sociedad burguesa, y de Aleph sin majestad.
17. La suegra. La suegra es ese fantasma enfermizo que se refleja en cualquier objeto, su rostro es un ente andante con parlante incluido. No se puede descansar en paz, porque hasta en el juego relajante y onírico de la inconciencia se hace conciente y recalcitrantemente enfermo. Cuando una suegra viene con todo y el paquete incluido no hay de más que apechugar, visoreando el bello desastre que deja a su paso cual errante torbellino proclive al devastador huracán de mil ojos y cien manos. La suegra es una especie de Leviatán, para todo quiere pensar por todos, no se queda en paz, busca el bien conyugal y quiere lo mejor para sus hijos, es ese aguacero abundante pero acido. Para que la suegra se amaine hay que mentarle su reputísima madre, dejarle así de tener miedo. La suegra tiene cara de jirafa, cuerpo de hormiga, tamaño de ratón y piernas de Rambo en la batalla perdida, y los cien años de soledad más frustrada que con uno adentro, pero podrido que empuja sacarlo. Pero dice que, quiere así su niño rubicundo y sano, aunque sólo te desea a ti, más: torpe, tonto y comprometido
18. Caídas. Qué te pasa, haber, ¡cuéntame! ¿Te sientes mal? ¿Por qué esas lágrimas y kilos de moco? ¿Te falta mami, hermanos, casa? Tienes un año fuera de tu casa. ¿No qué lo aguantas todo? ¿No, qué no te afectaría la soledad, qué la conocías de cerca? Eres un puto, un chillón puto, porque ya no sabes cómo se paga el precio por tomar decisiones al momento, porque dejaste a un lado; a tu mami, eras su báculo, su pañuelo de lágrimas y consuelo. Eras todo para tu madre. Y ahora vienes a chillar cual niña de chiste. Tiene que reírte, y ya no puedes payasito, ríete de tu apariencia, de donde no tienes dónde batir tus mocos, de que haces ruidos como si se te escapara la vida. Ya no llores, la vida también es gris y tiene bajos colores. ¡Por un carajo, cállate! ¡Endereza tus pies y sal a desayunar, ponte gotas de ojos y sonríe! ¡Levántate! ¡No ha pasado nada, ni Dios lo sabe! Ya no mi hombre dentro. No pasa nada, nada que no se pueda resolver sino que volviendo a llorar. No puedo.
19. ¿Qué es vivir en pareja? Es llegar a tu casa y sentir que alguien te espera, es amanecer acompañado, es tener alimento en tu mesa, tu ropa limpia y tranquilidad. Después de tanto sexo a diario, viene el compañerismo, la empatia, si uno sale a delante, el otro le ayuda. El sexo pasa a segundo plano, como los pretendientes y amigas. El objetivo es la familia, la niña y el niño, los gastos y las quincenas. Viene la obligación de llenar el refri y la alacena, vienen los seguros médicos y los escasos viajes, se acota la libertad en ambas partes, ahora funciona el compañerismo de pareja, si una mano se entera de lo que hace la otra, todo va por buen camino. Vienen los psicoterapeutas y los celos, las relaciones de una vida en pareja. Que si tú lees esto, lo lee también tu pareja, que de música y cumbias se conocen. En fin, la vida en pareja es una bonita experiencia, porque nunca se está solo, ahora dos cabezas son un mundo más y más ideas prometedoras y nuevas. Creación y gente nueva.
20. Ella se llamaba así. Ella fue mi novia por nueve airados meses, ella se llamaba Martha. Tenía la sonrisa esplendida de una niña de diecinueve primaveras. Le faltaba vivir y es por eso que la dejé libre. Nunca terminé en la cama con ella, supo cuidarse y me demostró colmada madurez para dominar sus emociones. Le hablé de amor y de sueños grandes, de ser madre y de contar a nuestros hijos como pupilos de kindeer garden. Hoy le estoy diciendo adiós y no es que ya no me interese, sí me interesa, pero hay cosas de su carácter que no me cabían por más que en mi mente conforme se aprieten. Le gustaba dormir mucho, también hacerle tanto caso a su madre, hablaba con groserías y no cuidaba ciertos modales, pero en cambio tenía un enorme corazón noble. Viví feliz a su lado, no me preocupó nada, ni el tiempo, ni el espacio. Fui suyo y todo lo que en mi espíritu contiene. Cómo decirle que por mi orgullo no voy a buscarle. Debo de ti curarme, debo de ti alejarme. Me pone triste y me absorbe.
21. A VECES HAY UNO QUE ENOJÁRSELE A DIOS. A veces hay uno que enojársele a Dios. Jalarle las orejas a Dios no siempre es bueno, pero hay que decirle alguna vez en su vida que no siempre debe tener el control de uno mismo. Me enoja, y un buen me encabrona que quiera manejarnos cual sus títeres de niño. Seremos humanos, pero no puede ponerse a ser nuestro titiritero sin al menos conocernos. En mí ya ha colmado cual mis límites fronterizos, estoy en la raya de mi tolerancia cero. No quiero apuntarle a la cabeza y pronunciarme ateo, no, más bien quiero soplarle al oído, y mazapanearle la nuca. Porque ya no más me dejo. En tanto, le concluyo mi enojo viva o muera, no es cosa suya, yo sólido y gente de espíritu libre me creo. ¡Jummm… encabronado!
22. Panditas de mi infancia. Los panditas me recuerdan mis tiempos de joven. No es que me sienta viejo, sino que aquellos fueron tiempos mejores. Hoy muerdo las gomitas con cierto gusto de despedazar mis recuerdos. Las panditas vienen en una bolsita color a recuerdos sabor Ricolino, pero vienen muy pocas, casi contadas. Mi hermano me invitaba helados con panditas dentro. Mi madre me regalaba los domingos, bolsitas con panditas para que formara mi pequeño ejército. Mis tíos me premiaban la memoria de tablas de multiplicar con esos ositos de grenetina sabor: fresa, piña, naranja y limón. Fueron tiempos aquellos en que me atarragaba la boca y salía brincoteando, ahogándome de alegría, grenetina y sabor. La mayoría de mis tíos están diabéticos, los recuerdos, el azúcar y el sabor atosigó su vida. Yo aún puedo masticar dulces, morder frutas, manzanas, y miles de azucares me permitan mis molares y mi garganta. En fin, tiempos aquellos. Vámonos llenando la boca de monitos de colores y sabor al por mayor.
23. “Quiero ser esa ancianita erguida, barbita prominente, nariz afilada, que vestida con sombrero viejo, túnica de gasparín y botitas retorcidas; mueve el caldero humeante para formular la vida cual pócima efectiva termine por decidirme entre Centrocapital o península de Yucatán”.
24. Para endulzarles la vida. Te diré que me gustan sangronas, difíciles, para enamorarlas y endulzarles la vida. Y esto es juego de todos los días, las grandotas, güeras y pegalonas para nada me gustan. He estado en el norte y puedo decir que más vale dominar la situación que salir dominado. Hoy las chicas deben tratarse con cuidado y más si son de trato delicado. Puede uno lidiar con el carácter de una jarocha, hasta de una yucateca y colimense, pero que salga una niña batallosa y de Sinaloa; no hay para mucho aguantarse, la situación con estas mujeres es delicada y de armar tomar, más vale desaparecer hablando de este origen.
25. Manzanillo en el aire. Hoy recorrí de cabo a rabo la ciudad de Manzanillo. En todas las ciudades hay diferencias. Mi primera impresión de esta ciudad es que es familia afable y tranquila en donde todos trabajan y aportan ideas para vivir mejor. Aquí hay mucho trabajo y además de la oportunidad de educación. Estudian más varones, sí, pero también las mujeres aportan; es una señal clave de que la ciudad sin ellas no vive, se necesita de la mujer colimense para darle sentido al paso y al reloj de este pueblo calido y costeño. El cielo es limpio como el aire, los árboles grandes y verdes como las casas rectas y bien pintadas. Los niños tienes juegos, parques, pastos verdes; los hombres tienen autos, carreteras, puentes y caminos. Puedo decir que me gusta Manzanillo, porque huele a manzanilla, arena y sol. Todos tienen por aquí: carro, moto y bicicleta. Qué puedo decir de un lugar que me ha maravillado, nada; sólo quiero reposar y ver el cielo más negro y fresco que me pueda regalar para un mañana prometedor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario