jueves, 1 de noviembre de 2012

Las putas de día

Recuerdo cuando me rompió el corazón aquella puta tan bonita. Regresé a casa con la cabeza gacha y el pene caído. No es que me haya enamorado completamente de esa mujer nocturna, sólo que si conoces a una de ellas y es de mañana, todo el mundo conspira para que el sortilegio de sus tatuajes y caminar, embelesan tu mirada y tu osadía. Nada más doloroso como enamorarse de una puta y ser mal correspondido, aunque tengas el dinero suficiente, el tiempo inmediato, el carro y sus cuatro puertas; en tu cama y tu corazón siempre faltará ese habitante, esa lujuria y pesadilla. En fin, eran otros tiempos, cuando yo andaba y desandaba las calles, plazas, supermercados; en busca de cara, cuerpo y toda figura bonita. Doy un consejo para mis jóvenes lectores que se desactualizan leyendo a este prosista retrogrado y falto de decencia; nunca te enamores de una puta de día, hazlo de noche y págales como se debe, llénate la boca, el cuerpo de esas mujeres tan lejanas y distantes del acontecer y la rutina, pero menos deshiles tu corazón por más bonita y ondulante la veas de día.

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