lunes, 5 de noviembre de 2012

La espera de puta

Preparo los condones. Siempre los he dejado a la vista. Hago esto para que ella se de cuenta a lo que se atiene conmigo. Dos cajas de reconocidos plásticos de látex. Pero ella tiene su nombre como su historia. Dice llamarse Samantha. Tropecé con su nombre hace algunos ayeres. Pero la apodan, la Diabla, desde hoy y para siempre. Se ha hecho tatuar esas letras rojas en el coxis. Muero por volver a ver esa greca. Mueve rico el culo, tiene unas tetas delicadas, y una cara redonda cual su boca que puede albergarlo todo. La espero impaciente, ya es la hora en que debería estar aquí. La he esperado una larga noche. Ahora debe traer unas copas más desde que la vid por última vez. También, debe traer la baba de otros fulanos que osaron plantarle besos en la boca. Yo antes besaba a una prostituta, ahora prefiero no hacerlo. Uno debería tener más cuidado con eso, y no es por cuestión de salud, bueno en cierta parte sí, pero es más romper un trato con su propio yo, con el amor verdadero. Una mujer así está para divertírsele en la cama, para aprender nuevas posiciones, para azotarle las nalgas, para hacerle grietas, para morderle los brazos, apretarle los senos, comerle la cosa, pero no darle de besos, uno tras otro, son pocos y contados. Quiero trepar a esa mujer, Samantha, la diabla sobre esa hamaca. Yo no he hecho el sexo sobre una hamaca, me han dicho unas bocas que sí es posible. Tengo una manía para querer comprobar ciertos rumores.Ya me he cansado de espérale, si no viene es mejor, me ahorro unos billetes nuevos, y otra tanta lujuria que termine por arruinarme. Dije que ni una mujer más de esas que baile públicamente sobre altos y agujeantes tacones. En fin, este sueño esta para arruinarme. Aunque quiero vivir, seguiré soñando, ya no con ser grande y destacar en el inmenso mundo y su protocolo. Sólo estaré equilibrado, ni tanto ni poco. La trascendencia era para mí un empeño, ahora es una tonta carta que en mi manga debe desaparecer. En fin, todo debe mantener un perfil. Esta es la espera de una puta, una mujer que sabe muy bien al tubo repegarse, a la que pide plata educando cierta indiferencia, no porque sea muy ambiciosa, sino porque su trabajo lo vale. Así me la paso tirado boca abajo. Todo está arreglado para el mejor encuentro, aunque de la cancha del corazón algo le impide desmoronarse.

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