jueves, 3 de marzo de 2011

Charlar por charlar escribiendo


Yo a ellas no les pido el número de su teléfono, mi estimado Chino, que anoten el mío. No miento que algunas me llaman, otras simplemente me han de tener de reserva. Es satisfactorio tener el carisma, y el porte. Tú te acuerdas de cuando éramos bachilleres, vieras que ahora las traigo así y más muertas. Y no estoy emocionado, tal vez un poco, pero tú me has de perdonar, yo soy así, cuando no te hablo de algo ilustre, de formas y de buenas letras tanto estilo rico y literario, te hablo de los más superfluo y más vulgar. Y es que a veces tiendo a ser vulgar, y a veces esto me gusta, es tan rico decir: coger, follar, palpar, senos, miembro. Total, todas esas palabras que hasta un albañil se le corren en sus sueños más húmedos, y no es para tanto este debraye. Hoy no quiero contarte, ni hacerte literatura de altos vuelos, mucho menos ilustrarte, porque nunca es, ni ha sido mi objetivo. Mi objetivo es escupir y hasta me atrevería a decir que, defeco las leperadas más cursis y sin ninguna utilidad. Total, pero ¿ya viste que me salí del cajón? El comienzo eran las chicas y estamos cagando en la literatura, y es que ambos lucros no son muy diferentes. Yo no consideraría algo literario sin la aportación o el protagonismo de alguna mujer. Total, mi estimado Chino, y como el objetivo no es llegar a ningún sitio, simplemente hablarte como si estuvieras cara a cara conmigo. Total, te doy la mano y hasta aquí te dejo.

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