jueves, 17 de marzo de 2011

Desesperanza



Por eso no creen en ti Dios, porque siembras desesperanzas con tu ausencia. Porque ni hablas ni te muestras en el cielo. Yo hace tiempo te creía. Hoy relativamente te me has ido. La gente te espera con la mirada sombría y los hombros caídos. Lo que más rabia me da, es que olvides tu creación como si tú nunca hubieras existido. Tal vez sí existes, tal vez el sol y el aire, y la muerte y todo lo feo tanto lo bonito es parte de ti. Pero qué me importa si los jilgueros están contentos, si yo estoy triste. Total, al carajo mi criterio, si no soy ni un soldado de tu nombre. Hasta tus soldados reciben tu espalda. Yo no quiero elogiarte como los que acostumbran a ver la vida de un modo diferente. Yo quiero hablarte de lo que ocurre a mi alrededor, del bajo relieve y el mundo gris que nos ocupa. Pero total, para qué hablar en más y más biblias, si tú no estás en ninguna parte, o te escondes de tu creación, da igual, por ti Dios no existe.

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