jueves, 21 de abril de 2011

La maniobra de luz



Cierta vez la luna dio de que hablar entre la gente. Alumbraba aldeas, campos y fuentes; algunos bosques y a escazas selvas. Y como las selvas son de techos abundantes, no pudieron conocer luz de noche alguna; pero siendo la noticia del tamaño de la luna, no dejaron de conocer los detalles, y abrían sus follajes más altos para enterarse de lo que pasaría.

Los bosques para ponerse al tanto, se habían votado entre ellos para elegir a los pinos más altos que divulgarían al pie de lo visto lo ocurrido allí arriba. De allí en adelante todo lo que se podía ver tan sólo levantando la cabeza, era nítido y claro, sin falsos rumores que modificaran la tan sonada noticia.

Y ocurrió que se hizo de noche, las estrellas poblaron el cielo. Pero la luna estaba allí arriba, como siempre sólo una habladora. ¡Nada ocurría!

Todo el mundo abajo esperaba; atento a algún detalle de movimiento, pero la luna se obscureció poco a poco y dejó al mundo sumido en tinieblas, y confusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario