domingo, 3 de abril de 2011

Coleccionando sombras bellas de un dios manco




Alguien me dice que debo de estar tranquilo, porque cuento con él y su poder omnipotente, pero yo me siento agitado. Algunas veces me castra la melancolía y la aburrición. Puedo podrirme de soledad, rodeado de moscas gordas y negras, de gusanos blancos y escaldantes. Soy ese ente amargo de su esencia, quisiera involucrarme en los ladridos de ese perro blanco que ladra a alguien para existir. Esto casi mudo y manco, queriendo pregonar mi existencia inexistente. ¿Y a dónde cuando el viento ruin y rodante me lleva a ninguna parte? Hoy ellas bajan la mirada y yo doy la vuelta y he perdido. Me voy, me voy yendo en la espera de un pronto volver: vámonos por un coco enano con ginebra y vodka, vamos al malecón anegado de las premoniciones, del ciclón y el desacato que me aconseja un absurdo porvenir.

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