martes, 19 de abril de 2011

El acto de abrazar, El acto de engendrar



*El acto de abrazar

Está cabrón no caer en el sortilegio de una de ellas. Te succiona con sus labios de flor de loto, mística e inmisericorde. Abre sus piernas al encanto, gime y gesticula, palabras precisas en sus facciones dulces. Te enreda con su pelo y con su cuello, con su ir y venir, con su forma de abrazarte. Se acerca y se entrega, pide a gritos tocarte, sentirte dentro palpitar tu brutalidad de hombre. Besa tus hombros desnudos, tus brazos musculosos y duros. Baja cada palma suya en tus pectorales hasta tu abdomen. Toma tu miembro entre sus cabales y lo presiona cual gaviota atestigüe su primorosa libertad enjaulada. Es mujer y nada le cuesta, sino saliva y succión, nada de otro mundo, luego que la beses y la abraces, no con los labios ni con los brazos, sino con la mirada.


*El acto de engendrar

Sin luz todo se muere, se muere el refri, se muere la televisión. Allá afuera llueve y también está la calle muerta. Ya casi no tengo batería en mi lap top. La casa está vacía, sólo yo y la soledad de mi cuarto. No voy a platicar de soledad, aunque en la soledad se engendra todo. Yo no quiero engendrar nada y mejor me callo.

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