domingo, 19 de junio de 2011

Aire, viento y marea




No todo lo que vivo aquí es malo, mami. Me ha costado volver a ser yo mismo, es verdad. Pero trato a un mes de mis desplantes, volverme a ubicar. Puedo girar la cara a lado izquierdo y respirar los vendavales, golpean el Golfo de México. Vivo cerca del malecón. El malecón se agita de gaviotas y palomas blancas y grises. Hay enormes aves surcando el mar. Aquí el mar es un animal inquieto que anda busque y busque, dicen que por fechas de junio y julio el mar se enfurece y mueve con sus furiosos ciclones, mueve tierra y más. Hay que verse caminando como un borracho en las calles, porque los vientos son furia y vendaval. He pensado en mudarme de casa, porque hay cosas que no me gustan, pero no importa, me quedaré. Te confieso no me gusta golpear gaviotas con el parabrisas cuando se me hace tarde, pero qué más puedo hacer cuando tengo que llegar. El sol es otro caso, el aire aquí en mi balcón no me deja de empujar, quiere que me meta a la casa, porque ya lo augurios de una tormenta dicen el puerto menear.

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