lunes, 5 de noviembre de 2012
Lo que deja ser mujeriego
Servirles a tantas mujeres te acaba, ya sea en pensamiento o en obra. Te exigen, te extrañan, te mandan recados y cartitas. Ya no sabes dónde poner el teléfono para olvidarte de que existen. Quieres formatearte el corazón, emigrar hacia alguna ruta desconocida. Aunque si una mujer te olvida, será tan definitivo como una gran erupción que todo destruye y olvida. Hay mujeres que primero te arruinan el baile y el cortejo con otras queridas y luego se van, dejándote el corazón hecho añicos sobre tus manos vacías. Yo quisiera hablar de una a una de tantas mujeres pactan mis días, pero no hay materia gris para tanta perdida.
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