viernes, 7 de enero de 2011
Felipe y Andrés
Se llamaba Felipe y se había quedado calvo hace tiempo. Andrés era su mejor amigo, aunque él no lo consideraba tanto, porque decía: “En la política no se tiene amigos”. Bueno, pero era su mejor amigo; al menos a luz de todos sus conocidos el mejor amigo que pudiera conocérsele.
Andrés con gallito por peinado: era carismático y bonachón, y tenía una sonrisa contagiosa mientras hablaba, sonreía y mientras sonreía arrancaba sonrisas a los demás.
Sucedió que un día, bromeando, Felipe le dijo a su amigo Andrés: “Ojala te desafueren”. Pero Andrés no hizo caso de la advertencia, diciéndole: “Cállate, chachalaca loca”.
Luego, silencio, silencio…
Ahora, los amigos de antes no se hablan, se envían cartas en nombre del Pueblo.
Felipe es un foquito brillante, y Andrés sigue sonriendo; en algún lugar del mundo deben encontrarse para romper el silencio, y saber si algo de su amistad sigue viviendo, o sólo fue el principio de un cuento.
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